domingo, 31 de enero de 2016

Respeto

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MUJER RESPETATE, RECUERDA QUE ERES PRINCESA DE DIOS!
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lunes, 6 de abril de 2015

9 enfermedades que provocan los refrescos

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Especialistas señalan que el colorante caramelo que se usa para dar a la Coca-Cola, Pepsi y  otros refrescos de cola, populares por su matiz marrón dorado contiene sobredosis de 4-metilimidazol, un elemento químico con un efecto cancerígeno demostrado en humanos, confirma ‘Consumer Reports’.
coca-pepsiEn una serie de investigaciones realizadas a lo largo de los últimos años que denuncian la presencia de este elemento químico en las bebidas más populares y sus efectos dañinos en la salud humana. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de Salud califica la sustancia de cancerígena, basándose en experimentos con animales.
 Los médicos piden una regulación más estricta al respecto y acentúan que los niveles de 4-metilimidazol dependen de las técnicas usadas para fabricar el colorante, en otras palabras, dependen del suministrador de cada productor de refrescos. Aún más: puede ser diferente en lotes de la misma marca. Según ‘Consumer Reports’, una Pepsi adquirida en diciembre en el estado de Nueva York contenía cuatro veces más 4-metilimidazol que una Pepsi comprada el mismo mes en California.
 Los especialistas insisten en que es posible minimizar la presencia de la sustancia cancerígena en las bebidas y hacen hincapié en que, a fin de cuentas, el uso del colorante es puramente cosmético y no da ningún sabor. Cabe recordar que recientemente el estado de California obligó a todos los alimentos y refrescos cuyo consumo pueda exponer al organismo a más de 29 microgramos de 4-metilimidazol diarios a advertirlo en sus etiquetas. Para hacerse una idea, una medida de 340 mililitros del refresco Malta Goya, por ejemplo, contiene más de 300 microgramos de la peligrosa sustancia, muy por encima de Coca-Cola o Pepsi-Cola.
9 enfermedades que provocan los refrescos
1.       Asma:
El benzoato de sodio que contienen las bebidas gaseosas es un preservativo, incrementa el sodio general de la dieta y reduce nuestra habilidad de absorber el potasio. Algunas reacciones al benzoato incluyen urticaria recurrente, asma y eczema.
Al día, 11 estadounidenses mueren de asma y el costo del asma en E.U.A escala a más de 18 billones de dólares anuales.
2.       Problemas de riñones
Los refrescos contienen niveles altos de ácido fosfórico que se han asociado con cálculos renales y otros problemas de los riñones.
Es mucho más probable que desarrolles cálculos renales si eres un hombre, blanco con mucho sobrepeso.
3.       Exceso de azúcar
  • 20 minutos después de beber una gaseosa, el nivel de azúcar en la sangre incrementa rápidamente causando una explosión de insulina. Tu hígado responde convirtiendo el azúcar en grasa.
  • 40 minutos después, la absorción de cafeína termina. Las pupilas se dilatan, la presión sube, y cómo respuesta, el hígado lanza más azúcar a la sangre.
  • 45 minutos después, el cuerpo incrementa la producción de dopamina, estimulando los centros de placer en el cerebro. Por cierto, la heroína trabaja de la misma manera.
4.      Obesidad
La relación entre la obesidad y las gaseosas es tan estrecha que los médicos calculan que por cada refresco consumido, la probabilidad de desarrollar obesidad incrementa 1.6 veces.
  • El 70% de las enfermedades cardiovasculares son causadas por la obesidad.
  • EL 42% del cáncer de colon y de mama es diagnosticado en individuos obesos.
  • El 30% de operaciones de la vesícula biliar están relacionadas a la obesidad.
 5.      Disuelve el esmalte dental
El azúcar y ácido de las bebidas gaseosas disuelven fácilmente el esmalte de los dientes, cuando las caries llegan al nervio, la raíz y el área en la base del diente, el diente puede morir, y si no se trata a tiempo, se puede formar un absceso.
6.       Enfermedades cardíacas
La mayoría de las gaseosas contienen jarabe de maíz alto en fructuosa, un endulzante que recientemente ha enfrentado  muchas críticas. El jarabe de maíz alto en fructuosa se ha relacionado con un riesgo más alto de síndrome metabólico, una condición que se ha asociado con un riesgo más alto de sufrir DIABETES y enfermedades cardíacas.
En el 2006, más de una en cada 4 muertes fue causada por enfermedades cardíacas.
7.       Complicaciones reproductivas
Las latas de refrescos tienen una cubierta de resina que contiene (Bisfenil-A), el mismo químico utilizado en botellas para bebé de plástico, botellas de agua y contenedores de plástico que arruinan el sistema endocrinológico, potencialmente causan pubertad prematura y anormalidades reproductivas  y cáncer.
8.       Osteoporosis
Las gaseosas contienen ácido fosfórico y una dieta con altos niveles de fosfato se ha relacionado con el rompimiento de huesos y una probabilidad más alta de desarrollar osteoporosis. Cuando el fosfato es excretado a través de la orina, jala calcio consigo, así eliminando este mineral esencial del cuerpo.
El 80% de las personas que son afectadas por la osteoporosis son mujeres.
9.       DIABETES
Aquellas personas que beben gaseosas frecuentemente tienen un riesgo 80% más alto de desarrollar DIABETES tipo 2. Aproximadamente el 10% de los costos médicos anuales en Estados Unidos, se deben a la diabetes.

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domingo, 28 de septiembre de 2014

Perro Cuida al Niño - Impactante Video De Amor

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EL AMOR MAS GRANDE QUE PUEDEN DAR LOS ANIMALES. HE AQUÍ UN GRAN EJEMPLO DE ELLO!




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sábado, 27 de septiembre de 2014

TRISTE HISTORIA DE AMOR

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DA LA VISTA POR LA MUJER QUE AMA, EL SACRIFICIO MAS GRANDE PARA LA PERSONA QUE AMAS! 




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lunes, 22 de septiembre de 2014

EL ULTIMO SOBREVIVIENTE DEL TITATIC... TIENES QUE CONOCERLO!

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Tras más de cien años, hoy valgo un millón de euros. No me enorgullece valer tal cantidad de dinero, es más, ojalá pudiera borrar de mi memoria los fatales sucesos que me condujeron a tener tan alto valor.
Hace tiempo que mis cuerdas ya no suenan, mis vetas han visto las más despiadadas guerras y he pasado de mano en mano viendo morir a más de un dueño. Hace unos años me encontraron en un desván, y me sometieron a una gran cantidad de pruebas para comprobar mi autenticidad. Ojalá hubiesen declarado que era falso. Que sólo tenía diez años. Que jamás toqué el agua del mar. Que no soné mientras morían miles de personas. Ojalá. De esa forma, todo habría sido una terrible pesadilla.
Pero tengo más de un siglo. Recuerdo haber estado expuesto en una tienda, quién sabe dónde, hace ya muchos años de eso, y yo era joven. Mi color aún era vivo y mis cuerdas estaban tensas, hoy me parece un recuerdo tan lejano…


Me compró una bella mujer, Marie Robinson creo que era su nombre, y me convirtió en su regalo de compromiso para alguien a quien yo todavía no conocía, pero que se convertiría en mi más fiel amigo. La señorita Robinson mandó que me marcaran con una placa que rezaba “Para Wally, por nuestro compromiso”.
Wally, a quien, pese a llevar tatuado su diminutivo en mi cuerpo, yo siempre llamé Wallace, me acogió en sus brazos con cariño y devoción. Aún hoy recuerdo las largas noches en que me tocaba y me hacía vibrar, cómo disfrutábamos el uno con la compañía del otro. Aún hoy, valiendo un millón de euros, sigo recordando el tacto de su mentón en mí.
Pero han pasado más de cien años y él ya no está. Recuerdo haber embarcado, junto a él, en el mayor buque del mundo, con el objetivo de alcanzar Nueva York, en 1912. Jamás llegué a conocer tan maravillosa ciudad. Wallace tampoco lo logró.
Me gustaría poder decir que fue un gran viaje, pero no puedo. Cierto es que el barco contaba con gran cantidad de lujos y prestaciones. Cierto es que ofrecimos la mejor música de orquesta que podía imaginarse. Cierto es que personas de muy alto nivel nos alabaron por ello. Pero, a estas alturas, está de más decir que fue un gran viaje.


Quizá lo fue para la historia, para el cine, para la memoria de los que no estuvieron allí, pero no lo fue para mí. Si aquél trágico 14 de Abril no hubiese estado en el calendario, podría haberlo sido, pero estuvo, y condenó al viaje.
Recuerdo el estruendo, la zozobra, y el temor en los ojos y las voces de la gente, mientras Wallace seguía calmándome, tocándome y haciéndome sonar. El gran salón se inundó de melodías mezcladas con un escándalo pavoroso y, pese a todo, el pulso de Wallace se mantuvo firme, haciendo que desde mi interior fluyeran notas tranquilizadoras.
Más tarde ocurriría lo mismo en la cubierta, donde mi sonido se perdería en la inmensidad de aquél paraje helado. Sin embargo, agradezco a Wallace que no me dejara solo y se comportara como un caballero tanto conmigo como con el resto de los presentes en la tragedia. Las notas de “Nearer, My God, to Thee” siguieron surgiendo de mí, alentadas por el suave toque de mi dueño, mientras poco a poco iba sintiendo el frío y la humedad más cerca.
Y luego el agua. Tras cien años, sigo despertando por las noches recordando un agua helada que me marcó con cicatrices de por vida y que se llevó al mejor amigo que jamás he conocido. Aquél que me quiso por lo que era capaz de dar, y no por lo que podría recibir de mí. Aquél que, en su muerte, me mantuvo a su lado y, aunque preferiría haber muerto con él, permitió que sobreviviera.


Largo tiempo ha pasado desde entonces. Más de cien años, por si no lo dije ya. He vivido oculto en desvanes y trasteros junto a otros muebles que, tal vez, también tengan historias que contar. Y allí preferiría seguir. Mi historia es demasiado trágica como para recordarla cada día. Oculto en los desvanes podía olvidar, por momentos, los dolorosos sucesos que ocurrieron.
Pero no es así. No puedo descansar en paz junto a mi amigo, aquél al que vi morir. Ni tan siquiera me dejan descansar en los trasteros, sino que me exponen en vitrinas para que todo aquél curioso pueda verme, leer mi inscripción, y decir: “Qué tragedia”, recordándome, día tras día, lo que trato de olvidar.
Hoy valgo cerca de un millón de euros, tengo más cien años, y soy el último superviviente del Titanic.
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domingo, 21 de septiembre de 2014

UNA VERDADERA HISTORIA DE AMOR

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Mis abuelos estuvieron casados durante más de medio siglo. Desde que se conocieron, jugaron a un juego muy especial. La meta del juego era escribir la palabra “Shmily” en un lugar oculto para que el otro la encontrara. Hacían turnos dejando la palabra “Shmily” por toda la casa, y tan pronto como uno de ellos la encontraba, era el turno de esconderla para que la encontrara el otro.
Con los dedos escribían la palabra en la harina o el azúcar de los recipientes de la cocina para que la encontrara el que prepararía la siguiente comida. La escribían vidrios empañados de las ventanas que daban al patio donde mi abuela nos daba el pudín que ella misma preparaba. Escribían la palabra en el espejo del baño, donde aparecía después con la humedad de cada baño caliente. Una vez, mi abuela desenrolló un rollo completo de papel higiénico y escondió la palabra escrita al final.
La palabra “Shmily” aparecía por todos lados. Notas escritas apresuradamente aparecían en la guantera o el asiento del coche, o se encontraban pegadas con cinta en el volante. Las notas se escondían dentro de los zapatos o debajo de las almohadas. Se escribía en el polvo de la repisa o en las cenizas de la chimenea. Esa misteriosa palabra formaba parte de la casa de mis abuelos al igual que sus muebles.


Me llevó mucho tiempo apreciar completamente el juego de mis abuelos. El escepticismo me ha impedido creer en el amor verdadero, el amor que es puro y que perdura. Sin embargo, jamás tuve dudas de la relación de mis abuelos. Para ellos el amor no tenía secretos. Era más que sus pequeños juegos de coqueteo, era su modo de vida. Su relación estaba basada en una devoción y afecto apasionado que no todo el mundo experimenta.
Siempre que podían, mi abuela y mi abuelo se tomaban de las manos. Se robaban besos cada vez que se tropezaban en su pequeña cocina. Al hablar, uno terminaba las frases del otro y compartían el crucigrama y el acertijo diario del periódico. Mi abuela me susurraba al oído lo guapo que era mi abuelo, que se había convertido en un anciano muy apuesto. Hacía alardes de que ella había sabido “elegir”. Antes de cada comida, inclinaban la cabeza y oraban, maravillados por sus bendiciones: una familia maravillosa, prosperidad, y el tenerse el uno al otro.


Pero había una nube oscura en la vida de mis abuelos: mi abuela tenía cáncer de mama. La enfermedad le había aparecido hacía ya diez años. Como siempre, mi abuelo estuvo a su lado cada paso del camino. La confortaba en su dormitorio amarillo, que había sido pintado de ese color para que ella pudiera siempre estar rodeada de la luz del sol, aún cuando estaba muy enferma para salir afuera.
Ahora el cáncer estaba otra vez atacándole el cuerpo. Con la ayuda de un bastón y la mano firme de mi abuelo, iba con él a la iglesia todos los domingos. Pero mi abuela se fue poniendo más débil hasta que finalmente no pudo salir de la casa. Por un tiempo, mi abuelo iba a la iglesia solo, orándole a Dios que cuidara a su esposa. Entonces, un día, lo tan temido sucedió. Mi abuela falleció.
“Shmily” estaba pintado en amarillo en las cintas rosadas del arreglo floral del funeral de mi abuela. Cuando la gente comenzaba a salir, mis tías, mis tíos, mis primos y otros miembros de la familia pasaron adelante y se reunieron por última vez alrededor de mi abuela. Mi abuelo se paró al lado del ataúd, y tomando aire, comenzó a cantarle a mi abuela. A través de su dolor y lágrimas, surgió la canción, cantada con una voz profunda y un poco ronca: era una canción de cuna.


Temblando, abatida por mi propio dolor, jamas olvidaré ese momento. Porque supe que, aunque no podía siquiera imaginar la profundidad de su amor, sí tuve el privilegio de ser testigo de su belleza inigualable.
S-H-M-I-L-Y: See how much I love you?  ( ¿Ves cuanto te quiero?).
Fuente: La autora de esta historia es Laura Jeanne Allen y apareció publicada en el libro “Una luz en la noche” de James Dobson.
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UNA HISTORIA TRISTE Y FUERTE

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Hola, ésta es una historia triste, fuerte y a mí me ocurrió ese destino. Conocí a una chica dos años atrás. es rubia, ojos verdes, alta, es bonita. Siempre he sido su amigo, siempre al lado de ella, siempre cariñoso, siempre acompañándola cuando tenía pareja, dándoles consejos. Un día le dije, “Te amo”. Por supuesto, ella ya tenía pareja, pero le era infiel. Yo lo sabia, pero ella me dijo que no me quería. Fui insistente, le pregunté por qué no me quiere, se quedaba muda. Además, siempre cuando estábamos, me abrazaba, jugábamos, todos decían que hacíamos linda pareja. Pero la verdad ella no me quería, si ustedes me vieran con ella, dirían que hago una bonita pareja. Pero ahora viene lo malo.
Vamos en la secundaria, y al novio la echaron, ¿por qué? Por meterse al camarín de mujeres, con una peruana. La verdad, soy chileno, esto ocurrió en Chile amigos.



Soy algo fascista y ya saben, odio y odio, pero yo cambié por ella. Ella no le gustaba que pensara así, cambié de idea, por ella. Pero había otra chicas, skinhead, que en el baño, le pegaron. Le pegaron, simplemente por eso, porque le decían maraca. Pero no, ella salio llorando, yo fui hacia ella. Le pregunté qué pasó. Me respondió “¡Todo es tu culpa, te odio!”. No saben que tan mal me sentí, por una semana no me habló y si hablaba me retaba. Me sentí mal, me puse a llorar, me sentí mal, tanta culpa y depresión me llevó a cortarme el brazo con unas tijeras. Me corté mucho, sangraba mucho, pero me puse unas vendas.


Llegué al otro día, hice como que no pasara nada, la saludé y me puso una mirada fuerte de desprecio. Ese día me tocaba física, estaba en el camarín y un amigo entro y me vio el brazo. El tonto (perdón la expresión) les contó a todos como si fuera el Mesías e iba a acabar con la pobreza. De repente ella me mira el brazo, queda perpleja, le conté por que lo hice, se puso mal, la abracé. Después de una semana nos toco ver una película. Me senté con ella. Vimos “La vida es bella”. Fue algo bonito, una experiencia que nunca había sentido. Ella me abrazó, yo la abracé, le hacia cariño, pero no ocurrió nada, ni un beso, pero si una mirada apasionada. No se si estaría jugando conmigo.


Pero luego ocurrió lo terrible, lo que me desplomaría a una depresión terrible, una terrible culpa, es muy fuerte, demasiado. Todavía lo tengo. Ahora estoy llorando, siempre me pongo triste cuando me acuerdo de ella. No sé por qué, hizo ese error, por qué…por qué…por qué se colgó… por qué… Siempre peleaba con la familia, siempre llegaba llorando. Pero yo siempre la calmaba, la reconciliaba. Se mató, ¿por que? Por una maldita discusión con su maldita familia de mierda. Todavía la extraño, todavia la extraño. Le había prometido que iba a tocar una canción bonita en guitarra, hice una canción, pero, ya no esta, ya no más. Te amo…y te extraño.
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